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Producción: Lita Stantic y Pablo Trapero
Fotografía y cámara: Cobi Migliora
Dirección de arte: Andrés Tambornino
Sonido: Catriel Vildosola y Federico Esquerro
Mundo grúa es el primer largometraje de Pablo Trapero. Sus premisas, en un comienzo, parecen las mismas de Negocios, un corto de 17 minutos que filmó en 1995. Contar una historia simple, de modo simple, con personajes creíbles. Nada más y nada menos. Al principio Mundo grúa es menos. Con el tiempo, se convertirá en algo más.
La historia es la de Rulo (Luis Margani, actor no profesional), un gordo buenazo, sin un peso, cincuentón, padre divorciado con un hijo adolescente a cuestas. Entre las changas y la desocupación, una puerta se le abre cuando Torres, viejo amigo, lo introduce en el oficio de la operación de grúas "T". La fotografía en 16 mm, granulosa, en blanco y negro, refleja el sugestivo emblema de esos altos monstruos de metal, que parecen trasladar la poética del legendario "Avellaneda Blues" de Manal ("su lágrima de carga inclinan sobre el Dock") a un paisaje más urbano. Pero las grúas no serán precisamente amigas de este hombre. Tras un entrenamiento de semanas, y en nombre de su obesidad, Rulo es rechazado y humillado por la ART. Antes había conocido a una mujer (Adriana Aizemberg) con la que había empezado a divertirse –y entenderse– como hacía mucho tiempo no lo hacía. Acaso desde que tuvo sus quince minutos de fama como bajista de una banda. Ahora, una nueva oferta laboral lo seduce desde Comodoro Rivadavia. Dicen que otra máquina, no menos robusta, lo espera como operador. Deberá dejarlo todo y atravesar 2000 kilómetros tras esa ilusión. No ofrecen garantías, pero tampoco tiene opciones a la vista.
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